E. W. Kenyon – Dos Clases de Conocimiento – 1


Dos clases de conocimiento 1

Introducción

¿Sabías tú que podemos ser científicos en el conocimiento bíblico?

¿Sabias que hay un Conocimiento Revelado que te inyecta el verdadero Conocimiento Superior?

¿Cuáles fueron los límites y errores de la  teoría de Darwin, la filosofía de Hegel, las limitaciones de la metafísica, de los humanistas y de los ateos?

¿Sabes cómo derrotar a la Nueva Era?

MODO  DE ACERCARSE

“No, yo nunca he podido aceptar la Biblia como una Revelación.” —“¿Por qué?”—“Porque es un libro de milagros; promueve los milagros; cada uno de los personajes que hacían sanidades eran obradores de milagros, hasta que finalmente llegamos a Jesús… yo le reconozco como el producto más sobresaliente de la familia humana, pero no puedo aceptarlo como concebido independientemente de la generación natural y no puedo comprender tampoco una resurrección. Ambas cosas son contrarias a la experiencia humana y al raciocinio. No pueden existir tales cosas como los milagros.”—  —“Pero, ¿No cree usted que hay un Dios?”—

 —“Creo que hay una fuerza que no podemos comprender, que está fuera del alcance del conocimiento humano, pero, en cuanto a la existencia de un Dios personal, no tengo ninguna evidencia de Él. He dedicado 40 años a la investigación científica en física, química y biología, pero no puedo encontrar a Dios.”—

 —“¿Le gustaría creer que hay un Dios, si pudiera probarle que Él existe y que es un Dios inteligente y lleno de amor?”—

 —“Si, me gustaría, pero no hay manera de encontrarlo. He buscado por todas las avenidas de la investigación humana, y Él no está allí.”—

—“Si yo le dijera, doctor, que hay una manera de encontrarlo, ¿Le parecería a usted creíble? Pero, primero, permítame mostrarle por qué toma usted la actitud mental que tiene. Usted sabe que todo el conocimiento que hoy tenemos en los campos de la mecánica, de la química, de la metalurgia y de la ciencia en general ha venido de una fuente.”—

 Aquí el doctor pareció muy interesado. Sus ojos penetrantes e inteligentes se ensancharon: —“Sí, reconozco eso”—dijo— “Todo este conocimiento viene de nuestros cinco sentidos: el oído, el olfato, el gusto, el tacto y la vista. Ellos son las puertas del cerebro.”—

 —“Sí, doctor, pero no podemos menospreciar a esos servidores. Ellos han dado al mundo conocimientos que parecen increíbles. Cuando usted era niño, el tranvía eléctrico apenas comenzaba. El hombre empezaba a escribir apenas sobre el tren de vapor; la electricidad, como la vemos el día de hoy era casi desconocida. Usted ha vivido a través de la era inventiva y creadora más grande de la Historia humana. Todo el conocimiento que se ha ganado en estos últimos cien años ha sido adquirido por conducto de estos cinco sentidos. A todo el conocimiento, que se imparte en las academias, escuelas, tecnológicos y universidades es a lo que vamos a llamar el conocimiento sensorial.”—

 El doctor habló de nuevo. Esta vez su voz era en tono bajo y vibrando con sentimiento: “Hay limitaciones a este conocimiento sensorial, como usted lo llama, serias limitaciones.” El otro le contestó: “No podemos conocer a Dios a través de los sentidos. De haberlo podido encontrar, las cosas hubieran sido distintas. Tampoco podemos conocer las causas para la creación, ni la razón para la existencia del hombre. No podemos encontrar en toda nuestra búsqueda, la fuente de la luz, de la vida, del movimiento, de la gravitación y de un centenar de cosas más, ante las cuales el mundo permanece atónito y sorprendido.”

 “Como ve usted doctor, El conocimiento sensorial, no ha podido explicar el designio aparente de la creación, mientras que cada necesidad de esta era científica y mecánica está siendo resuelta con los metales, con las sustancias químicas, con los vegetales, con el aire y con el agua que resultaron de ella. Este solo hecho prueba que alguien lo planeó, alguien supo que la era de la mecánica y de la química, venía y preparó todo para ello.”

    El doctor se concretó a afirmar.

 Su amigo dijo: “Usted ha notado entonces, las limitaciones. Ahora me gustaría sugerirle la solución a este problema, deseo mostrarle el puente que cruza al abismo al que se enfrenta el conocimiento sensorial.”

 “Usted sabe que cuando el hombre ha alcanzado el límite del conocimiento sensorial, inmediatamente se vuelve filósofo o adivino.”

 —El doctor sonrió y dijo: “La mayoría de nuestros libros científicos son hermosas adivinanzas. Y no sé de otro adivino de la categoría de Darwin” – Luego su rostro se puso serio y preguntó: “¿Cuál es la solución?”

 Su amigo contestó: “Es otra clase de conocimiento, es el Conocimiento Revelado, si podemos llamarlo así. Para ayudar a este diálogo, supongamos, por un momento, que hay un Dios y que nuestra tierra maravillosa fue ideada, diseñada y creada por ese Dios. Hagamos una suposición más: el hombre aparece en escena como la razón de ser de la creación de esta tierra. Dios creó esta tierra para Su hombre, quien ya venía. Esto nos daría la razón para la creación y la razón para la existencia del hombre, y nos sugiere también Su Naturaleza; es decir, el hombre sería un espíritu en la misma categoría que el Dios que la creó, para ser Su compañero. Luego, sería la cosa más natural del mundo que Dios quisiera comunicarse con este hombre y, si habría de comunicarse con él, tendría necesidad de colocarse al nivel del hombre. Tendría que ser una comunicación que los sentidos entendieran, tendría que ser en el reino del conocimiento sensorial; tendría que ser escrita por hombres a quienes el dominara, que se doblegaran ante su influencia y escribieran según Él les dictara.” El doctor levantó la vista y dijo: “podría creerse, pero sería un milagro.”

 “Pero vea usted doctor: las cosas espirituales son tan reales, como las cosas materiales, y hay realidades espirituales así como hay realidades materiales. Dios es un espíritu; el hombre también es un espíritu, y vive en un cuerpo. El hombre tiene un alma compuesta de facultades de razonamiento y facultades  intelectuales”

 “La cosa que llamamos mente subconsciente no es otra cosa más que el espíritu, el verdadero hombre. Sería la cosa más normal que Dios se comunicara con este hombre y que el hombre, a su vez,  pudiera comunicarse con Dios. Así que, como usted ve, el libro que llamamos la Biblia es una cosa razonable; una cosa natural y una cosa que el hombre en verdad demanda. Usted sabe que todos los hombres son religiosos. Ésta es el hambre que el espíritu del hombre tiene por Dios; el hombre realmente tiene hambre de Dios. Esto es porque fue creado para ser el compañero de Dios y el hombre siente nostalgia por ese Dios. Usted mismo tiene que admitir que es usted un buscador de Dios.”

 La magnífica y hermosa cabeza del doctor estaba inclinada, apoyándose sobre sus manos. No contestó. Hubo silencio por unos momentos, luego dijo: “quisiera saber si esto es cierto; si esta Biblia, es una Revelación, resolvería el problema humano.”

Permanecieron en silencio nuevamente, luego el doctor, hablando más para él mismo que para su compañero, dijo: “ese libro nos habla de la razón para la creación, su origen, la fuente de la vida y de la luz. Ahora puedo ver cómo el Conocimiento Revelado es necesario para el conocimiento sensorial. Ellos nunca deben estar separados el uno del otro.” Esta conversación tuvo lugar en el vestíbulo de un hotel y nos sirve para ilustrar la actitud mental de los principales cerebros del mundo escolástico y nos servirá de introducción al tema de este pequeño pero substancioso libro.

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